enero 12, 2011

ella

ella. simple, tranquila, indecisa muchas veces. iba por la vida sin preocupaciones ni complicaciones. con lindas amistades bajo el brazo y una vida casi no difícil.
de a poco llego a ser una señorita, y tuvo sus roces con el amor. o algo por el estilo. y hubo una y dos cosas complicadas. que siempre tenían algo que no cuadraba, que no cerraba el círculo.
ella no se preocupó, y como dice joaquín, la vida siguió.
hubo una vez un morocho. que de a poco le ganó la cabeza. sin un beso, sin una palabra de amor. y como la vida sigue, pasan los años. y pasan las ilusiones, y pasan los dolores en el corazón. y ella tuvo que sufrirlos.
un verano, ella lo olvidó. se sentía tranquila, libre, sin ese pequeño tormento que le daba el pensar que "su" morocho realmente quería a otra. 
para su sorpresa, el morocho volvió otra vez, a su mundo, su cabeza, su corazón y a las andadas. ella se dejó llevar. se ilusionó otra vez. pero no con la misma fuerza. el morocho se entretuvo con su delicadeza, con sus labios y su cuerpo. 
ella disfrutó la compañía, y la ilusión. pero rapidamente volvió a la realidad. a ser simplemente ella, a no guardar a nadie en su cabeza. vivió, y disfrutó la amistad. lo más valioso que siempre tuvo.
y así siendo ella, disfrutando. irradiaba un brillo especial, cautivador, sensual. sin darse cuenta su personalidad cambió. se abrió, alivianó su carga, se simplificó un poco.
y antes de que pudiera darse cuenta, de a poco, encontró a alguien. alguien simple, tranquilo, alguien como ella. no se ilusionó, no se apuró, no imaginó nada. 
siempre pensaba en ellos dos, en la relación que mantenían. la comparaba con otras. esta era diferente. 
de repente, no había nada que la hiciera dudar, no había nada que no cerrara. ella se sentía asustada, todo iba tan bien que sentía que pronto algo iba a salir mal. pero eso no pasó.
ella se sentía bien, contenta, libre, pero con un lugar donde pertenecer y ser abrazada.
finalmente, él valía la pena

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